Desde la antigüedad, las culturas se ha esforzado en hallar maneras de cautivar a otros, y los aromas han sido uno de sus mejores aliados. Esencias cautivadoras, esencias armoniosas y perfumes hipnóticos han transformado el perfume en un arte sutil de seducción. Pero, ¿cuándo comenzaron a usarse los perfumes? Demos un paseo por la historia de las fragancias.
El Comienzo: Hechicería, putas Bogota Misticismo y Gran Olfato
Las primeras mezclas aromáticas se encuentran en civilizaciones antiguas, con los faraones a la vanguardia de su evolución. Su devoción por los perfumes los motivó a elaborar fórmulas únicas empleando resinas, bálsamos y esencias florales.
No solo servían para atraer miradas, sino que también cumplían un papel religioso, siendo parte de la preparación para el más allá. Porque, claro, si vas a cruzar al más allá, ¡que sea oliendo como un rey! Los romanos y griegos llevaron la perfumería a otro nivel, popularizando el uso de esencias en la vida diaria. Algunos impregnaban sus ropajes con perfumes de flores, otros se deleitaban con baños perfumados. Si hoy se considera que demasiada colonia puede ser molesta, considera un evento con todos embadurnados en fragancias. Por amor al arte del coqueteo.
Durante la época medieval, las fragancias dejaron de ser comunes. Mientras en tierras orientales se usaban en terapias y rituales, el clero europeo desconfiaba de los placeres aromáticos. La era renacentista revolucionó el uso de fragancias, colocando a la realeza francesa a la vanguardia del perfume. En tiempos contemporáneos, los perfumes van más allá del atractivo físico. Desde esencias florales suaves hasta intensos toques amaderados, la elección de un aroma puede decir más sobre una persona que su propia ropa. Desde templos antiguos hasta boutiques de lujo, las fragancias han sido aliadas de la seducción y el poder.